Segunda película de Nichols que revoluciono el Hollywood de la época y trasladó una situación sexual incomoda a las zonas residenciales, hasta la época puras en el cine USA.
Un jovencito graduado es seducido por una ama de casa y amiga de sus padres, alcohólica y deseosa de sexo extramatrimonial. La inocencia del joven estudiante es arrebatada a golpe de sexo desvergonzado e inmoral, pero sin sentimiento. Una lucha encarnizada por la hipocresía y el materialismo de la sociedad frente al amor que surgirá personificado en el personaje más comprometido que podía esperarse, la hija de la diva madurita que seduce y consigue.
Una fotografía estupenda y una banda sonora repleta de éxitos de Simon & Garfunkel que acerco al público y aumento el reclamo para su publicidad, es entrañable e identificativa. Toda una referencia nostálgica para plantarse en aquella época sesentera.
Un reparto genial que redondea una película completísima y provocadora, donde destacan un joven Dustin Hoffman, inexperto y desocupado después de su graduación y que acabara siendo seducido por una mujer madura y enamorado por su hija. Una Anne Bancroft seductora y morbosa, alcohólica ama de casa que busca un aventura con el hijo de su amiga y que pagara su atrevimiento con los acontecimientos venideros. Katherine Ross se enfunda el personaje de hija guapa y correcta de un matrimonio de clase alta americana y que monta en cólera tanto física como existencialmente hablando al descubrir el secreto entre su amor y su madre.
A recordar esa escena de Hoffman en la piscina con la mirada dirigida a sus padres con el sol incordiando. Esa escena en la que Hoffman agarra el pecho de Bancroft de una forma tan patético/sensible. La mítica media que es quitada de la pierna de Bancroft con un Hoffman al fondo en medio de una discusión que roza lo surrealista. La llamada desgarradora de Hoffman a su amada desde lo alto de una iglesia. Cada una de las intervenciones del casero donde se hospeda el personaje de Hoffman…
Enorme película, una auténtica joya del cine. Imprescindible.
Un jovencito graduado es seducido por una ama de casa y amiga de sus padres, alcohólica y deseosa de sexo extramatrimonial. La inocencia del joven estudiante es arrebatada a golpe de sexo desvergonzado e inmoral, pero sin sentimiento. Una lucha encarnizada por la hipocresía y el materialismo de la sociedad frente al amor que surgirá personificado en el personaje más comprometido que podía esperarse, la hija de la diva madurita que seduce y consigue.
Una fotografía estupenda y una banda sonora repleta de éxitos de Simon & Garfunkel que acerco al público y aumento el reclamo para su publicidad, es entrañable e identificativa. Toda una referencia nostálgica para plantarse en aquella época sesentera.
Un reparto genial que redondea una película completísima y provocadora, donde destacan un joven Dustin Hoffman, inexperto y desocupado después de su graduación y que acabara siendo seducido por una mujer madura y enamorado por su hija. Una Anne Bancroft seductora y morbosa, alcohólica ama de casa que busca un aventura con el hijo de su amiga y que pagara su atrevimiento con los acontecimientos venideros. Katherine Ross se enfunda el personaje de hija guapa y correcta de un matrimonio de clase alta americana y que monta en cólera tanto física como existencialmente hablando al descubrir el secreto entre su amor y su madre.
A recordar esa escena de Hoffman en la piscina con la mirada dirigida a sus padres con el sol incordiando. Esa escena en la que Hoffman agarra el pecho de Bancroft de una forma tan patético/sensible. La mítica media que es quitada de la pierna de Bancroft con un Hoffman al fondo en medio de una discusión que roza lo surrealista. La llamada desgarradora de Hoffman a su amada desde lo alto de una iglesia. Cada una de las intervenciones del casero donde se hospeda el personaje de Hoffman…
Enorme película, una auténtica joya del cine. Imprescindible.
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