Almas
rotas y vagando por el limbo de la existencia de dos personajes tan
normales que acaricia los sentimientos de quien pone los ojos en
ellos. Tan llena de tópicos románticos, pero tan bien rodada que
hace replantearte el genero de estas cintas, poniéndolo varios
escalones por encima.
Sublime
reparto encabezado por un gran Bradley Cooper enamorando con su
positiva locura a una preciosa y perdida Jennifer Lawrence. Un Robert
De Niro que resurge de su exilio como uno de los mas grandes,
haciendo de un personaje secundario digno de los mas altos elogios,
porque cuando De Niro actúa el mundo se para.
A
recordar el momento de la entrada del cine con la voz rota de
Jennifer Lawrence, la pena de De Niro al borde de la cama y esa Jacki
Weaver dando vida a la madre del protagonista soltando lagrimas de
emoción de ver a su hijo en el tramo final.
¿Final
edulcorado y previsible? No me importa, el resto de película
justifica cualquier final. Gracias David O. Russell...
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