"Mujeres culpables" de Robert Wise

Delicada historia bélica que narra las batallas de cuatro hermanas por el amor alejado y la resistencia de a nuevas oportunidades. De cómo la guerra te da lo que antes te arrebato. Wise cuenta su historia evitando lo lacrimógeno y apostando por la sutileza.

Todo empieza con un juicio que servirá de excusa para narrarnos a modo de flash-back la historia de una familia sin hombres, arrebatados por la II Guerra Mundial en tierras neozelandesas. Maridos y novios que se marchan y no regresan, mujeres empujadas a la soledad, oportunidades que vienen de lugares lejanos, amor, amor y amor…

Las tierras del pacifico se llenan de norteamericanos vestidos de uniforme con roles de héroes salvando al mundo, engatusando y enamorando en una tierra plagada de mujeres asoladas por la guerra.

Centrándose en una casa habitada por cuatro hermanas, cada una de ellas con una personalidad particular y muy distintas entre sí que se van enamorando de mil maneras diferentes.

La fotografía es más que correcta, con momentos deliciosos que llenan las retinas del espectador y permanecen instaladas allí tiempo después del final de la película. Mariposas en el estómago al son de violines en cada escena romántica y en cada momento dramático, digamos que la música es efectista y por momentos efectiva.

Un guion bien llevado que prefiere esquivar el campo de batalla en el frente de la guerra y se mantiene en casa, observando las vidas de los que se quedan. Sacado de una historia de James Machener, Robert Anderson adapta este guion que deja cosas poco claras (como la resolución de ese caso inicial y no atreverse a meter el dedo en la llaga) y salta en el tiempo de forma violenta y sin aviso.

El trabajo interpretativo del reparto esta espléndido. Joan Fontaine como mujer insensible y dura, llamada por su hermana “corazón de piedra” y que se enamora perdidamente. Jean Simmons preciosa y delicada, sensata y enamorada del galán de la película, luchando por un amor que no quiere reconocer. Piper Laurie interpretando a la más alocada, buscando hombres y revelándose contra la situación del momento. Sandra Dee como hermana pequeña, ingenua e impulsiva, alucinando del entorno y ajena al dramatismo de una vida que todavía disfruta. Y un Paul Newman arrollador, galán vestido de uniforme que se resiste al amor después de haber fracasado en el pasado, empujado por los hilos que mueve el deseo y la pasión, se ira enamorando a pesar de sus negativas premeditadas.

A recordar esa escena de revelaciones entre Newman y Simmons de “no-amor” con abrazo final, cabeza y corazón luchando por culpa de destinos sin definir, resistiendo a tropezar por segunda vez en una piedra puesta por el azar de una guerra.

Soy culpable de amar…
 
 
Copyright © El Mundo de Isi. Designed by OddThemes